Luis Casas: ¿El clima es el único factor limitante en el Agro?

Es profusa la cantidad de notas periodísticas relatando lo nefasto de la sequía y/o las inundaciones en los campos de la llanura chaqueña.

Es profusa la cantidad de declaraciones de emergencia hídrica (alternancia sequía /inundaciones) en las provincias del Chaco y Santiago del Estero.

Es profusa la cantidad de programas de ayuda para emergencias climáticas, del Ministerio de la Producción, de todos los gobiernos de turno, en la provincia del Chaco.

Es profusa la cantidad de productores que salen del sistema agrario, por falta de producción
rentable por cuestiones climáticas.

Es profusa la caída de la actividad económica en las zonas productivas chaqueñas, por
causa de la sequía o inundaciones.

Cabe recordar que la actividad agropecuaria “a cielo abierto” y de “secano”, se maneja en un sistema de 2 (dos) componentes limitantes del tipo “piso/techo” (factores duros e irremplazables): el CLIMA y el SUELO. Todo lo demás (cultivos, sistemas de labranza, siembra, nutrición, protección, cosecha, etc.) se encuentran dentro de la influencia directa del CLIMA y el SUELO.

Voy a plantear algunas preguntas objetivas, respecto de lo expuesto anteriormente:

¿es profusa la cantidad de presupuesto en programas y planes de investigación del manejo
de los suelos del parque chaqueño?

¿es profusa la cantidad de técnicas de manejo de suelos para situaciones de estrés
climático (por defecto o exceso)?

¿es profusa la cantidad de investigaciones referidas a manejo de suelos por ambientes?

¿es profusa las ayudas de los gobiernos de turno para el mejoramiento y conservación de
los suelos del Chaco?

¿es profusa la cantidad de dinero que invierte el INTA en los Departamentos de Suelos de
las diferentes Estaciones Experimentales?

¿es profusa la investigación sobre productos que actúen como barrera física a los rayos
solares (alta heliofanía que acelera la pérdida de agua de las células vegetales)?

¿es profusa la cantidad de líneas de crédito de los bancos oficiales (Nación – NBCH) para
aplicar un programa de mejoramiento de suelos de mediano plazo?

Si sondeamos algunos indicadores que están a la vista, vamos responder a estas preguntas, con un NO EXISTE INVERSIÓN EN CONOCIMIENTO DE SUELOS DEL PARQUE CHAQUEÑO.

La última gran inversión en política de suelos, fue el Convenio INTA-Provincia del Chaco,
para la realización del Inventario de Suelos (Mapa) de la Provincia del Chaco, a cargo del
Ingeniero Lino Luis Ledesma, que descansa en paz, por su gran aporte a la gestión de los
Suelos del Chaco.

Después de esto, la nada misma. Sin continuidad en catalogar los diferentes manejos de
suelos (enfóquese en manejo del agua del suelo), los tipos de arcillas y su composición

como esponjas de retención hídrica, el enraizado profundo para búsqueda de agua del
subsuelo, por mencionar algunos aspectos de la ciencia del suelo.

Siempre “mirando” (invirtiendo en) los cultivos, sin tener en cuenta las rotaciones, la
adaptación de los cultivos a los diferentes tipos de suelos; hoy nada es promedio, todo debe
ser manejado como sitio específico (Anécdota: cuando trabajábamos en el mapa de suelo,
con el equipo de Suelos del INTA Saenz Peña, el Ing. Ledesma nos “prohibía” gastar tiempo
en ver los cultivos, solo mirar las entrañas del suelo, observarlo, descifrarlo, entenderlo,
desde una calicata, profesional-suelo, frente a frente).

Los agrónomos tipificaron al suelo, como una “caja negra”. Es decir, no queremos involucrarnos por falta de conocimiento del funcionamiento del suelo, en la interacción de sus componentes abióticos y bióticos. El desconocimiento de la biología del suelo (materia orgánica, microbiología agrícola, comunicación radicular, bioestimulación, etc.) es notorio y evidente cuando se analizan algunos resultados productivos del parque chaqueño.

El Clima es variable por definición, lo que no debe ser variable es el manejo del Suelo (mejoramiento y conservación); cuando estos dos factores se vuelven inmanejables la producción fracasa cíclicamente; no solo por afectación hídrica, sino por aceleración de los procesos catabólicos vegetales por falta de un sustrato (suelo) que atempere las condiciones climáticas limitantes, hasta lo máximo posible.

Hay que pensar que estamos produciendo sobre una formación fisiográfica denominada “Parque o Chaco”, es decir conviven especies leñosas y herbáceas (monte y pampa), y qué esas especies vegetales fueron formadoras de suelos (junto con el relieve, la roca madre, clima y el tiempo), Por lo tanto, habrá diferentes tipos de suelos (mosaico) en cortos espacios geográficos, que requerirán manejos diferentes, para un fortalecimiento de la
capacidad de retención hídrica de los mismos. 

En varias notas periodísticas se fotografiaron/filmaron los cultivos quemados, pudiéndose observar detenidamente que existen superficies rodales o manchones con cultivos en diferentes grados de estrés hídrico, algunos con altas posibilidades de recuperación por lluvias pronosticadas al corto plazo. Si a éstas áreas fotografiadas le superponemos el mapa de suelos del Chaco (S 1:50.000), con alto grado de acierto, tendremos una correlación positiva entre el tipo de suelo y el mayor o menor estrés hídrico.

La tecnología agrícola ha avanzado muchísimo en todos los factores de la producción que son manejables, menos en uno: el FACTOR LIMITANTE Suelo; es un desafío que tenemos que superar, tanto desde los gobiernos como la actividad privada. Muy pocos han invertido en SUELO, solo las empresas cuyo negocio es el “REAL STATE”, han sabido como valorizar los campos invirtiendo en los suelos, mejorando la secuencia: páramo – ganadería, extensiva – ganadería de pasturas cultivadas – producción mixta – agricultura regenerativa
– desarrollo urbano.

Podemos concluir que no existe una profusa cantidad de técnicos especialistas en suelos
(los denominados “sueleros”), quedaron muy pocos en el INTA y las Universidades, debido
a que el foco se puso en los cultivos y no en el principal factor limitante manejable. Es un
fuerte indicador de la deficiente gestión de los suelos, sumado a la pobre inversión en
investigación de técnicas de manejo (rotaciones, abonos orgánicos, riegos complementarios, microbiología absorbente, sistemas radiculares adaptados, cultivos CAM para suelos áridos y semi-áridos, etc.).
Los ingenieros con lluvias oportunas, somos todos “Gardel” en el agro chaqueño, el problema se presenta cuando faltan o sobran (acá es donde el manejo del suelo y el clima, hacen la diferencia).
Los agricultores, pagan fortunas por la genética vegetal, olvidándose que el empobrecimiento del suelo, es la ruina asegurada.

Los investigadores estatales, no avanzan en nuevas técnicas de adaptación climática (“Protectores solares reducen la quema de hojas y frutos, aumentando la adaptación de las plantas al cambio climático”, ejemplo de trabajos de EMBRAPA y LITHO PLANT, en Brasil).

Los funcionarios del agro, gastan importantes partidas presupuestarias, en la atención de las emergencias agrícolas, una y otra vez; deberían invertir en mejorar leyes, como la de Suelo (L501-R), dotándola de sistemas de mejoramiento y conservación a nivel predial, incorporando financiamientos acordes al nivel de capital necesario para revertir el funcionamiento actual de los suelos del Chaco (ANR y Créditos blandos). Mejor prevenir que curar (gastamos más en subsidios de emergencia que invertir en la mejora los suelos).
El desafío que tenemos por delante, promovido y acelerado por el cambio climático, es
enfrentar el paradigma: no hay agro rentable sin suelos saludables.

Por el ingeniero agrónomo Luis Casas