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Feroz autocrítica: "Volvíamos mejores y nos fuimos peor que nunca"

El grupo lo integran intendentes, funcionarios nacionales y provinciales de diferentes procedencias internas del peronismo. Trabajaron para que Massa sea presidente, pero lejos de los K.

Política 22 de noviembre de 2023
sergio-massa
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“Milei (Javier) no engañó a nadie. Todo lo que dijo antes, ahora dice que lo va a hacer. Y la verdad es que nos ganó porque no entendimos, no advertimos lo que la gente estaba pidiendo. Nos la pasamos discutiendo por cosas que son importantes si tenés todos los demás temas resueltos. Pero hablarle al lgtbhijk todos los días dejando afuera al resto, para los cuales no teníamos mensaje, es uno de los tantos ejemplos que te puedo dar”, reflexionó un importante funcionario de un peronista que ganó en octubre y ahora, en noviembre, por Unión por la Patria.

Era uno de los tantos municipios donde Sergio Massa necesitaba, al menos, diez puntos de diferencia con respecto a Javier Milei. En las elecciones donde se eligieron intendentes y gobernadores, en esta localidad, por ejemplo, Unión por la Patria subió siete puntos porcentuales, pero eso no le alcanzó. La distancia fue de tan solo cinco puntos. 

En otros, como Escobar y Pilar, jamás se esperaba una derrota. Lo mismo sucedió en Morón, otro municipio conducido por un intendente del oficialismo. En Merlo, Massa consiguió diez puntos más porcentuales con respecto de octubre y la diferencia fue de casi veinte contra Milei. “Pero eso no nos da derecho para que en la Universidad del Oeste los compañeros se parapeten como si fuera un coto de caza”, le comentó una docente y militante peronista que no se explica cómo “algunos compañeros no entienden lo que pasó”.

En un grupo de WhatsApp compuesto por peronistas clásicos, algunos de los cuales no quieren saber nada ni nunca estuvieron en las cercanías del kirchnerismo salvaje, la primera reflexión de la mañana fue que “desde el 2009 que perdemos con dirigentes que no son políticos tradicionales. Francisco De Narváez, Mauricio Macri y este extremo que representa Javier Milei”. 

Un tema que no puede pasar desapercibido es que nadie le imputa responsabilidad de esta debacle a Alberto Fernández. Según el común denominador de estas conversaciones, "no lo dejaron en paz un minuto. Desde el primer día le torpedeaban la gestión". Sí hubo críticas porque "nunca se animó a despegarse. Eso provocó todo lo que vino después". 

“Somos lo mejor del pasado, pero no significamos futuro”, siguió con su reflexión mientras que sus compañeros mezclaban reclamos hacia el nuevo Gobierno con tanta pasión que exigen una severa autocrítica en el mismo sentido de la reflexión del primer párrafo. “Boludeamos con un montón de cosas, pero nos olvidamos de darle de comer a la gente y, además, algunos compañeros nos mostraban cómo se hicieron ricos”. 

Un exministro provincial con responsabilidades legislativas, días atrás, cuando se lo consultó por la incómoda situación política del todavía oficialismo, sentenció: “Desde el momento en que fueron todos a Olivos y la presidente les anunció que Amado Boudou iba a ser nuestro candidato a vicepresidente, todo lo que vino después fue decadencia”. El dirigente, hoy casi retirado, se quejó que “nadie habló en ese momento” y recordó que habían sido unos pocos funcionarios de Felipe Solá y del propio kirchnerismo los que presentaron la renuncia o se fueron en aquel momento.

“Hace catorce años tuvo este proceso político que terminó el domingo pasado en una primer derrota significativa frente a un empresario colombiano que había sido un gran aportante económico del peronismo, como lo siguió siendo hasta hoy”, en clara referencia a Francisco De Narváez cuando les ganó a los candidatos testimoniales Néstor Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa.

Según dijo este mismo dirigente, con muy buenas relaciones en todas las áreas del poder peronista, “en 2019 dijimos que volvíamos mejores y nos fuimos peor que en todos los demás gobiernos peronistas. Después de la muerte de Néstor, ¿nos preguntamos si el liderazgo de Cristina representó un cambio significativo en cuanto a la representatividad y el modelo de conducción?”, cuestionó.

La desolación del peronismo massista-kirchnerista empezó antes que terminara la elección. La reñida elección en el Gran Buenos Aires no estaba prevista por Unión por la Patria, pero no era improbable. La elección de octubre pasado reflejó que la suma opositora podía ganarle al oficialismo, algo que no pasó pero por solo un punto.

Las declaraciones de Massa cuando admitió la derrota, dejando en claro que no quería seguir siendo parte del gobierno y también alejándose de la política activa, desnudó a todo el oficialismo. “Es una inconsciencia terrible… Una locura”, se observaba en cuanto grupo de WhatsApp se activaba y que reflejaba el pensamiento de intendentes, legisladores y militantes con un segundo o tercer escalón de responsabilidad en diferentes gestiones. 

Fue ese desencanto y reclamo airado que pesó en el propio candidato presidencial para que, al día siguiente, luego de varias horas de silencio y en el que se especuló con múltiples alternativas, retomara su rol de ministro de Economía y volviera sobre sus pasos.

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